lunes, 23 de abril de 2018

Un Óscar al Auditorio Nacional

Este domingo, en el super, me encontré a Oscar Chávez. Recordé entonces el concurso de crónicas convocado por el Auditorio Nacional en el cual obtuve una mención honorífica con este trabajo que después publiqué en La Jornada Semanal.

Pueden escuchar a Óscar mientras lo leen




Agustín Sánchez González

Un Óscar al Auditorio

"Voy a buscarte, voy a encontrarte"... 
     Se dice fácil, pero hará ya más de un tercio de siglo que lo vi cantar por vez primera. 
     Por esos días dibujé a Mariana.
     "Fuera del mundo". 
      Estaba, estábamos, en una bodega, muy cerca de los rumbos del Teatro Blanquita. Eran los estudios del viejo Canal 13. Jorge Saldaña presentaba su programa "Nostalgia" y yo, como si nada, había entrado a la estación sin que nadie me detuviera o siquiera preguntara ¿a dónde va?
      Un hombre vestido con pantalón y camisa negra me asombró. "Me quisiera comer un panecillo con azúcar y canela muy caliente". Los ojitos se me hicieron agua de la pura emoción. Óscar Chávez.
       "Yo andaba buscando la muerte, cuando me encontré contigo." La sonoridad del Auditorio Nacional. "Por ti yo dejé de pensar en el mal."
       ¡Muchas veces quise cantar como él! ¡Cuántas, he mirado la misma historia en el mismo lugar! La ciudad ya no es la misma, pero sigue teniendo el mismo doloroso encanto.
        Por entonces no existía la estación del metro Auditorio y un autobús nos hacía llegar del metro Chapultepec hasta acá, aunque la mayoría de las veces echábamos a andar.             Cuántas historias desde entonces.
       Mariana tenía nombre de una canción de Óscar, con ella caminé una noche oscura por Paseo de la Reforma, después del concierto, con la dulce y tenue esperanza de convertirla en mi amor.
      Acaso la historia no es más que el recuento de los tiempos, el cantar de gesta, el retrato de un mundo que ya no fue. Es la vida de los medios: en estos años hemos pasado del disco de acetato de treinta y tres revoluciones por minuto, al MP3, pasando por el cassette y el CD.
      "Por ti bella Mariana, por ti lo puedo todo, el mundo entero si me mandas te lo pongo de otro modo."
      Óscar Chávez con su imponente voz, entonando cantos de un guerrero que rinde un homenaje al amor, a la patria, a nosotros, a cada cachito de espacio que nos han dejado.            Son aquellas notas que repican hace... pongamos treinta o cuarenta años.
      Desde la primera vez que lo vi, hasta hoy, el mundo ha dado más de diez mil vueltas. La piel se arrugó un poquito, el cabello se fue para siempre, pero Óscar sigue ahí, fuera del circuito comercial y dentro del corazón de miles que vamos una vez al año al Auditorio, cual si fuera manda o peregrinación, a escucharle las mismas canciones que son, a la vez, nuevas interpretaciones.
         Mariana.
         Leímos juntos Cien años de soledad y disfrutamos escuchar Macondo, con Óscar. Sentimos mariposas amarillas la segunda vez que la invité al Auditorio.
        También descubrimos a Octavio Paz, a través de la historia del hombre muerto.
        "No acabarán mis flores, no cesarán mis cantos." 
       Toda la ciudad sonaba de maravilla cuando escuché decir a Óscar que era un homenaje a esta urbe tan terroríficamente hermosa.
       Entonces, como siempre, el trío Los Morales posó y tocó a su lado, lo acompañaron con el gusto de los amigos que se encuentran a cada rato y celebran la comunión a través del canto, la música, el amor y todo lo demás.
      "No se puede ser de derecha y que te guste Óscar Chávez", decía enojada Mariana a una de sus amigas, hija de un prominente panista.
       Y es que Óscar, además, ha sido consecuente con un discurso político de izquierda. Treinta años después, cuando las críticas a Castro arrecían, la gente sigue pidiendo "de tu querida presencia, Comandante Che Guevara".
       "La casita", ha sido un símbolo permanente para protestar por la corrupción de nuestros políticos, además de las decenas de maravillosas parodias, cuando la parodia no llegaba a la televisión y resultaba harto peligroso hacer la crítica del poder, como cuando canta al angelito que murió por culpa del sistema social "que nos mata de a poquito".
       ¡Cuántas cosas! Cuántas imágenes recreadas mientras cierro los ojos, un sábado 27 de agosto, día de Santa Mónica, cuando Óscar estuvo de nueva cuenta en el Auditorio, en 2005.
        Cierro los ojos y miro el transcurrir de la vida a través de la voz de quien parece que se ha impregnado en nuestra piel ya para siempre. "Pensamiento, dile a fragancia que yo la quiero."
        Un día Mariana se despidió (qué decente soy para decir que me dejó).
        Me escribió una carta que decía que cuando escuchara a Óscar Chávez, ahí estaría ella y que, además, si caminara por Paseo de la Reforma, una de esas noches veraniegas y lluviosas de agosto o septiembre, ella me acompañaría, muy silenciosa, sin interferir si yo fuera con alguien. "De ahí tengo el corazón en dos mitades partido."
         Óscar Chávez ha recorrido el Auditorio de arriba a abajo, ha cantado cientos de canciones, ha unido a decenas de parejas y más de uno, estoy seguro, hemosinventado, con o sin su venia, alguna frase, alguna canción para decirle a la otra algo muy quedito, de nuestro amor.
         Mariana se marchó, no apareció más. 
         Tuve suerte, pues aunque sufrí un buen, no me morí de amor, como la niña de Guatemala.
        Con las lluvias llega Óscar al Auditorio.
        Antes de marchar al viejo bosque, escuché el nuevo-viejo disco, Tropicanías de hace veinte años: "Era que todo fue un sueño, pero logré mi empeño porque te pude besar."
Paréceme que lo mejor es decir, como al Che, hasta siempre, pues "aunque han pasado los años, nunca ha pasado aquel día" y Óscar, localizable los 365 días del año, me tiene marcado.
         La luz se apaga, el silencio llega y la voz de siempre suena y resuena en el Auditorio y entonces, como cada año, el fantasma de Mariana es invocado, mientras la gente es convocada a cantar, a corear, a gritar, a emocionarse y a que la piel se ponga chinita chinita pues otra vez estás, como siempre, querido Óscar Chávez...

http://www.jornada.unam.mx/2006/09/03/sem-oscar.html

sábado, 21 de abril de 2018

Bolitas para robar incautos

Todos los robos son malsanos, pero estos, que juegan con la ingenuidad (y con el sueño de hacer rico sin trabajar) no tienen abuela. Esta historia sucedió en 1994, y ha vuelto a suceder cada equis tiempo pues, nunca faltan los que caen.




Hace unas semanas hablaba del ejército de pobres que aparece todos los días por la ciudad y el país entero; su uniforme es la miseria y su futuro, a pesar de los discursos triunfalistas y duros de pelar y creer, está por verse, como diría alguno de los cantantes invidentes que andan por el Metro.
No es que uno sea vidente, más bien, es tan evidente para quienes estamos atentos al cielo urbano; así, uno puede darse cuenta de cómo anda la cosa. Digo esto pues acaba de descubrirse un enorme fraude con unas bolitas de PH de las que hablaba en aquella crónica y que ahora se encuentra que la mejor definición de PH es, obvio, la pura histeria de lo que se transaron.
Vaya usted a saber cuántos cientos de incautos clasemedieros cayeron en el complejo fraude. Resulta que los sueños de tercera mano, de riquezas inmediatas, de dejar la pobreza, pagar las deudas con los agiotistas bancos y sus modernas tiendas de raya, se hicieron realidad a través de las tarjetas de crédito. Pero aprovechando sus ilusiones un grupo de vivales se dedicó a vender materia prima dizque para elaborar unas bolitas de PH.
 Todo era muy sencillo: unos laboratorios norteamericanos las compraban y debían producirse de manera artesanal, dejándolas al sereno durante varios días y ya. La riqueza en forma de bolita se dejaría venir. El costo del material era de setecientos cincuenta nuevos pesos y, a cambio, recibirían más del doble.
Para algunos parece que así fue... al principio, para que se confiara y para calentar el ambiente, pero después se encontraron con la triste realidad: "la empresa", con varias sucursales, desapareció tal como vino al mundo y no dejó rastro, o al menos así parece.
Las bolitas para salir de pobre se transformaron en bolitas para robar incautos, para endeudar más a nuestra pobre pícara soñadora clase media, capaz de perder los setecientos cincuenta, o más. Porque está claro que los pobres-pobres, los que viven la economía   de la oferta y la demanda (todo compran en oferta y les cobran con demandas), no tenían la capacidad de invertir en este ultra fabuloso negocio del primer mundo.
Así que ahora se quedaron como novias de pueblo, el sueño desapareció, se esfumó como pompa de jabón.
La pobreza seguirá, las deudas aumentaron y ya deben hasta el aguinaldo del 94, mientras los genios que inventaron las bolitas fueron a tirar éstas a Xochimilco, dicen, y andarán por Andorra del Norte, Madagascar o vaya usted a saber dónde, disfrutando de la lana que robaron, decentemente, eso sí, a los incautos que cayeron.

martes, 17 de abril de 2018

Sor Juana, siempre Sor Juana

Sin autor. Tomado de
http://www.revistaelhumo.com/2017/04/sor-juana-ines-de-la-cruz.html

El 17 de abril de 1695 murió Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana, a quien el mundo conoce como Sor Juana Inés de la Cruz, una de las primeras grandes escritores en la historia de la literatura universal.






Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba

[Poema - Texto completo.]
Sor Juana Inés de la Cruz


Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba, 
como en tu rostro y tus acciones vía 
que con palabras no te persuadía, 
que el corazón me vieses deseaba.
Y Amor, que mis intentos ayudaba,  
venció lo que imposible parecía, 
pues entre el llanto que el dolor vertía, 
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste, 
no te atormenten más celos tiranos,  
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos: 
pues ya en líquido humor viste y tocaste 
mi corazón deshecho entre tus manos.

sábado, 14 de abril de 2018

El futuro: ese inexistente fantasma

En el viejo periódico El Financiero hubo una de las secciones culturales más abiertas al diálogo. Colaboré varias veces gracias a la invitación de mi amigo Víctor Roura, el editor de esa sección. El 3 de mayo de 1995, hace casi 23 años, publiqué este texto acerca del futuro. 




Anda por allí. Por más que se quiera correr, a diario lo alcanzamos y siempre, inevitablemente, nos sorprende.
Apenas hace unos diez años cuando preguntaba a mis alumnos ceceacheros acerca de lo que harían cuando llegara el siglo XXI, ellos especulaban y, alguna vez, una alumna, llena de terror, pidió cambiar de tema. Y es que el futuro siempre da miedo.
La incertidumbre es lo más cruel. Ya lo cantaban los hermanos Martínez Gil: "iay! cómo es cruel la incertidumbre.
El pasado no siempre es mejor. Nuestro cerebro lo guarda celosamente como en un archivo de computadora que, muchas veces, no deseamos abrir.
Claro, hay fragmentos del pasado que uno recuerda con agrado. El primer beso, como decían los poetas del pasado, es inolvidable.
Pero nada, lo único que cuenta es el presente. Los letreros de las viejas misceláneas de otros tiempos eran muy claros: "Hoy no fío, mañana sí".
Nadie puede imaginar el acontecer, el devenir; el pasado, en cambio, puede ser manipulable para nosotros.”
Ayer maravilla fui y ahora ni sombra soy". La canción de "La llorona" que hoy queda tan bien para ciertos psicópatas que no valen la pena mencionar, aunque andan por gringolandia pregonando sus grandes éxitos.
 "Nosotros somos quienes somos, basta de historia y de cuentos". Todo sucederá este día. La vida, tan difícil, tan complicada, acontece a veces a cuentagotas y cuando nos damos cuenta ya es pasado.
¿Quién nos diría que muchos de los viejos comunistas, luchadores incansables, se han replegado al poder? Piensa en aquellos que cantaban una canción de José de Molina: "a parir madres latinas, a parir más guerrilleros, ellos sembrarán jardines, donde había basureros". Increíblemente, de pronto, su canto se hizo realidad y, efectivamente, a sembrar jardines, aunque los basureros ahí quedaron.
Pensar el pasado, en cambio, nos muestra la rudeza de una vida que ha transcurrido; con él, por cierto, podemos jugar, imaginando cosas que nunca fueron.
La sorpresas se acumulan todos los días, y resulta que el pasado no es tan aleccionador y que tampoco lo podemos cambiar. Quien la riega, la regó y ya. Lo que pasó, ya sucedió y no hay cambio alguno.
Tampoco podemos desgastamos con el tiempo que vendrá. "El presente es de lucha, el futuro es nuestro", decían las viejas consignas, pero el futuro, ese al que se refería la frase, nunca ha sido nuestro.
El futuro es completamente inexistente y se encuentra lleno de incertidumbre; es un fantasma que nos espanta, se convierte en pesadilla, hace buuu por las noches y algunas veces, sólo logra hacemos llorar, mientras el presente, lo único real, lo olvidamos pues es tan sólo, parte de la vida cotidiana.

viernes, 13 de abril de 2018

Viernes: el amor bajo el reloj del metro. Semana inglesa

Termina la semana inglesa, estas cinco crónica publicadas en el libro Para leer de boleto en el metro.



Me gustaría tener una cámara de video para captar las dulces, y a veces no tanto, parejas de enamorados.
Hombres y mujeres para quienes el mundo no tiene otro sentido, cuando menos en ese momento, que él, o la, compañero (a) que llevan al lado, a la que entregan y de la que reciben, el amor solicitado.
Los enamorados que transitan por el metro son fáciles de identificar. Casi siempre, se citan bajo el reloj de cualquiera de los andenes. (A pesar de que los relojes suelen no estar a tiempo. Como tampoco lo está alguno de los dos).
En el momento crucial, la hora de la cita, se les puede observar con la chamarra bajo el brazo, si es hombre, y el rostro angustiado porque han pasado dos minutos y no llega la esperada.
En cuanto se marcha el metro, caminan con desesperación a lo largo del andén. Al asomar un nuevo convoy, vuelven presurosos a situarse bajo el reloj, mientras otean las puertas de los vagones, deseando encontrar el rostro añorado.
Cuando han pasado diez minutos, la angustia aumenta. A veces, al transcurrir más tiempo, es frecuente encontrar una discreta lágrima en los ojos.

 El reloj es testigo de grandes pleitos que no esperan otro sitio. Reclamos, enojos y demás; aunque también sucede lo contrario: el encuentro de manos, rostros iluminados, la felicidad.
Ya juntos, esperan el siguiente tren abrazados, o salen a la calle a mostrar al mundo que ellos, por lo pronto, son felices y saben que hoy es viernes y podrán estar juntos mucho tiempo más que el resto de la semana.


Cartón del mes. Porfirio no quiere no quiere pero bien que quiere

Como cada mes, este es mi cartón de abril de 2018, de la revista 

Relatos e historias en México

No quiero, no quiero, 

échenmelo en el sombrero

El Cartón del Mes
Por: Agustín Sánchez González
La seducción del poder es inmensa, siempre lo ha 
sido. En 1879, en su primer mandato formal,
el presidente Porfirio Díaz decía en público 
que no quería reelegirse. Sin embargo, en este 
dibujo se le representa ofreciendo su sombrero
de manera disimulada para que Protasio Tagle,
entonces ministro de Justicia e Instrucción
Pública, ponga el papelito donde le piden la
reelección. Al año siguiente, el que ganó la
candidatura presidencial fue el compadre
de Díaz: Manuel González.

El cartón fue realizado por Gaitán, seudónimo 
de Santiago Hernández, uno de los
caricaturistas más importantes que ha dado
 México y con una calidad enorme en su trazo.


"El Cartón del Mes" del autor Agustín Sánchez 
González se publicó en Relatos e Historias número

jueves, 12 de abril de 2018

Dante se detuvo en Pantitlán. Semana inglesa.


En Pantitlán la historia es otra, todo es tan distinto. Es más, hasta arquitectónicamente la estación es fea: una mole de concreto oscurecida por el smog.
Hay policías y vigilantes por todos los pisos de este inframundo al que, de haber nacido Dante en esta época, seguramente trasladaría acá su escenografía.
Pantitlán recibe a toda la gente que llega del oriente a trabajar a la ciudad; también a los desempleados, que revisan las posibilidades de chamba que ofrece "El aviso oportuno".
Mateo se siente como personaje de novela de ciencia-ficción, marcado por una clave, como autómata, avanzando por donde los ojos de un verdadero Big Brother naco, los vigilan y les ordenan los pasos a seguir, los inciertos caminos de la vida; hay largas filas para caminar, para pasar de un pasillo a otro, para comprar boletos. Todo el mundo, sin excepción alguna, se la pasa así; claro, si se quieren evitar, hay que comprar boletos más caros con los revendedores que portan gruesos fajos de boletos.
La lentitud que se percibe, contrasta con el ritmo cotidiano de estos lugares.
Las rejas que colocan los vigilantes impiden el paso, y aunque las rejas no matan, si atarantan, desesperan a los que buscan transitar rumbo a los vagones por haber cometido el error de caer en el mismo lugar y con la misma gente, y es que las señales existentes son tan confusas, tan irregulares y tan escondidas, que en esos momentos, todos los transeúntes caminan por inercia.
Ahí están, enrejados, deteniéndose a cada rato, a cada momento. Nadie voltea hacia atrás, para no correr el peligro de convertirse en estatua de sal (recordemos que es una zona lacustre). Son notorios los rostros angustiados de las personas que transitan por ahí, que deben esperar a quienes van adelante, y los miran avanzar, mientras aguardan su turno.
La separación incluye los sexos: mujeres y hombres transitan cada cual por un lado distinto. En la sección masculina, sólo hay mujeres cuando van acompañadas de su pareja.
Por una ventana, en el puente superior, pueden verse los famosos chimecos asesinos, los peseros azules que van al estado de México, los verdes "ecológicos", del Distrito Federal y la contaminación galopante.
 Al pasar los torniquetes, todos se apresuran y al mirar los vagones corren más rápido, se alejan del infierno para llegar al paraíso, a la gloria.
Sin saber qué hacer, Mateo sube (o lo suben); intenta descender dos estaciones adelante, la aglomeración se lo impide; discute con alguien y cuando logra bajar, escucha que le dicen, "Ora, cabrón, al averno".

miércoles, 11 de abril de 2018

León Felipe

León Felipe Por Ras
Un 11 de abril del año 1884 nació Felipe Camino Galicia de la Rosa, León Felipe, quien se convirtió en un ser inmortal gracias a su poesía. Este año se cumplen cincuenta años de su fallecimiento.
El mejor homenaje es leerlo.

Su poema Vencidos fue musicalizado magistralmente por Joan Manuel Serrat.


Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.

Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar..


                                   

Miércoles de lluvias, cambio de nombre Litro en vez de metro



parecen en las calles, que son todas de agua: la de Europa, admiración del mundo antiguo; la de América, espanto del mundo nuevo."
En Chilangolandia, las lluvias hacen ver lo in-creíble: automóviles nadando, grandes ríos en otros tantos charcos, derrumbes en casa de pobres, inundaciones y goteras en varias estaciones del metro, etcétera.
Pareciera que Tláloc ha andado celebrando algún cumpleaños, olvidando el control del agua, no cerrando las llaves; o que San Isidro Labrador, aquel que quitaba el agua y ponía el sol, anda ocupado en otros menesteres, mientras por estos rumbos se forman modernas acequias en la ciudad de la esperanza (inútil, como diría Daniel Santos).
Nos ahogamos. El famoso "cordonazo" de San Francisco, que se recordaba el día 4 de octubre, no sucedió. San Panchito lo olvidó y la lluvia sigue.
Andamos como sopa, los paraguas adornan las tardes lluviosas. Los vendedores ambulantes hacen su agosto con ellos. Los pobres usan sus hules azules de cinco pesos. La lluvia hace todo lento. El tráfico es brutal. Los coches, que no saben nadar, avanzan metro a metro, aunque, debiera decirse, litro a litro.
En esos días, el transporte es pesado, vaporoso, cansado, caótico. Cuando llueve, se detiene a cada rato, deja de fluir, parece que se ahogara. La gente corre a cubrirse del agua. Otros ya no se inmutan, se han mojado tanto, que ya resulta inútil resguardarse.
 Y el "¡qué bonito es ver llover y no mojarse!', es un dicho falso ya que no es nada gracioso esperar largos minutos a que el metro avance, mientras se observan los embotellamientos de Tlalpan, por ejemplo.
 La lluvia no tiene horario ni fecha en el calendario. El otro día había un sol esplendoroso por la mañana; la gente dejó el paraguas en casa, volvieron las ropas primaverales y, cuando menos lo esperábamos, vino el chubasco brutal.
 Y el humor no se hace esperar. Hay quien dice que el metro pronto cambiará de nombre y habrá de llamarse... Litro.

Para leer de boleto. Semana inglesa. Martes

Esta fue una historia genial de una niña que subió en el vagón, traté de aprenderme de memoria su choro y este fue el resultado.
La historia según el metro



lunes, 9 de abril de 2018

Semana Inglesa en el Metro

En 2005 participé en la antología Para leer de boleto en el metro, con cinco pequeñas crónicas que, agrupadas, llevaron el título de Semana inglesa en el metro, y que habían sido publicadas originalmente en el "Cronista de guardia", de El Universal. 
Las publicaré acá, de nuevo, día con día, comenzando con

Lunes de amor numérico
Y no ve televisión debido a que su misión en la vida es vigilar el orden, la seguridad y la legalidad.
—Tengo que conformarme con leer el resumen del Teleguía, se lamenta.
A mi vecino, un burócrata con aires preposmodernos, que viste saco azul, corbata de motas, calcetines blancos y mocasines negros, se le notan las ganas de intervenir en la charla.
En cada estación sube más gente. En un enfrenón, a la uniformada se le caen sus revistas de las manos (trae varias: TVyNovelas, Eres, Teleguía y otra que no distingo).
Mi vecino, ni tardo ni perezoso, las recoge y se las entrega. La oficial se le queda mirando por primera vez, y le extiende una sonrisa de agradecimiento por favor recibido.
-  Me deja ver tantito sus revistas, solicita el muchacho de corbata roja con motas amarillas.
- ¿A poco le gustan? responde la mujer policía. Yo, de mal pensado, me dije, ¡va la infracción! Pero no, la charla se torna interesante. La amiga permanece en silencio, escuchando el diálogo:
 —La otra vez fue a mi oficina Galilea Montijo, dice el hombre.
 — ¿No es muy payasa?, inquiere la uniformada.
 —ilNooombre, es rete bien sencilla y bien bonita, claro que no tanto como usted.
 La azuleja se sonroja. Jamás pensé ver a la justicia de esta manera. Cupido había lanzado su
dardo y los ojos de la mujer parecían de pajarito reprimido por guaruras.
-- ¡Ay, joven, no me vacile!
El muchacho, se acomoda la corbata y sonríe, mientras la guardiana no sabe dónde poner la cachucha que lleva entre las manos y hasta siente que le estorba su macana.
 —En serio, señorita, desde que la vi me pareció tan bonita, usted se me hace como una de los Ángeles de Charlie, ¿se acuerda de ellas?
La mujer justiciera no sabe qué contestar, todo se le mueve: las revistas, la cachucha, los guantes, la macana.
— ¿Y cómo te llamas?, pregunta el burócrata.
 —Pues soy la 14811 Iztapalapa, ¿y usted?
—Háblame de tú.
—Bueno, ¿y tú? —El 8548 9711 de Banamex.
 El "banquero" aprovecha que la amiga de la uniformada baja en San Lázaro para sentarse junto a la mujer policía. Yo me levanto rápido, pues debía bajar en Pino Suárez, para transbordar rumbo a Taxqueña.
El final pues, no lo sé, pero fue bonito ver un ligue de números. ¿Se imagina un matrimonio así: Usted 14811 Iztapalapa acepta como esposo al 8548 9711 de Banamex?... 

domingo, 8 de abril de 2018

Recordar a Picasso

Este 8 de abril se cumplen 45 años de que el cuerpo de Picasso desapareciera de la tierra, sólo su cuerpo, su alma, su obra, es eterna.
Escribí este texto hace unos años, va de nuevo:


Picasso en Bellas Artes

¿Cuál es la magia que transmite un hombre cuando traza una simple línea que es capaz de generar una emoción que hace que los ojos se humedezcan?
Mirar a Picasso es una experiencia única. Vivirlo en esta ciudad fantástica es aún mejor. 
Tan lejos tan cerca a nosotros.
Don Pablo  Picasso está en Bellas Artes.
Sus puntos que se convierten en líneas, sus trazos, sus cuadernos.
Lo he mirado en Madrid, en el Reina Sofía, lo gocé en Barcelona, en una callecita del barrio gótico.
No sé cuanto tiempo estuve frente al Guernica hace unos años, tal vez diez minutos, tal vez una hora, de cualquier manera un  largo suspiro.
Hoy en nuestro Palacio de Bellas Artes está Picasso con las fotografías de David Douglas Duncan.
     Lo miré de nuevo, me conmovió otra vez, me emocionó.
     Hoy fue una mañana genial, con una acompañante de lujo.
    Vayan a nuestro Palacio que este año, por cierto, cumple 80 años.

sábado, 7 de abril de 2018

Caricaturas sobre Fidel Velázquez


Corría el ya lejano año de 1983 cuando mi amigo Jorge Pantoja me invitó a escribir el texto de presentación de una exposición de caricatura sobre Fidel Velázquez: Y sigue tan campante. Entonces no imaginé lo que significó ese evento, hace más de tres décadas. 

En principio, mi acercamiento al mismo Museo del Chopo donde tuve uno de los trabajos más gratificantes que he realizado, teniendo como jefe a un gran artista, Arnold Belkin, además de acercarme a la curaduría de  exposiciones que, por estos años, he realizado en más de una docena de recintos en México y en España; después, el personaje que hoy deberíamos conocer para entender la historia política de nuestro país y del que nadie se acuerda: Fidel Velázquez, de quien escribí su historia en un exitoso libro publicado por Editorial Planeta y que vendió más de veinte mil ejemplares, con comentarios elogiosos de personajes como Carlos Monsiváis y Miguel Ángel Granados Chapa, además de abrirme la puertas al mundo editorial.

Después, mi acercamiento a la Sociedad Mexicana de Caricaturistas, que fueron coeditores y cómplices de la creación de un libro muy importante para la historia de la caricatura: el Diccionario Biográfico ilustrado de la Caricatura en México; además que desde hace más de dos décadas mantengo una estrecha relación con esta organización que ha procurado, con altas y bajas, mantener un museo (lamentablemente hoy cerrado) y un acervo de caricaturas importantes, y con quienes he publicado varios libros, realizado varias exposiciones y muchas cosas más.
Tal vez, una de las más importantes, fue el acercamiento al maestro David Carrillo, un gigante de la caricatura, uno de los creadores de la SMC, del Museo de la Caricatura y un entrañable personaje de quien, también, tuve la fortuna de curar una muestra en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey, un gran recinto donde, también, he realizado un par muestras de gran calidad. La más significativa, sin duda, José Guadalupe Posada. El gran creador de lo mexicano, que ha sido, sin duda, la más importante muestra dedicada a este personaje y su obra.
Todo esto viene a cuento porque me encontré esta nota que apareció en la Gaceta UNAM y me removió toda una serie de recuerdos, de momentos fundamentales en mi vida que ha sido siempre eso: trabajar en la cultura, al margen de grupos de poder y con una obra que rebasa un largo inventario de actividades de las cuales, por cierto, me siento muy orgulloso.



Su historia inicia con el siglo

FIDEL VELAZQUEZ, PAUTA E IMAGEN DEL SINDICALISMO EN MÉXICO
* Muestra colectiva de caricaturas Y sigue tan campante en el Museo Universitario del Chopo


La historia de Fidel Velázquez se inicia con el nacimiento del siglo XX. El 12 de mayo de 1900, en San Pedro Azcapotzaltongo, actualmente conocido como Villa Nicolás Romero, nació este personaje que durante las últimas décadas ha sido el máximo dirigente del movimiento obrero oficial.
Desde niño se integró a las labores del campo; a los 14 años emigró a los campos de Apam, Hidalgo, a trabajar las tierras de su padre, que había sido asesinado por los carrancistas; dos años después, en la Ciudad de México se desempeña como ayudante de máquinas en una maderería de la Colonia San Rafael.
Posteriormente regresa al campo y, a los 20 años, se convierte en repartidor de leche; después pasa a la planta pasteurizadora de la Hacienda del Rosario, donde laborará por última vez, pues a partir de aquí empezará a destacar como dirigente sindical, afirmó el licenciado Agustín Sánchez González, el pasado 11 de mayo, con motivo de la inauguración de la muestra colectiva de caricaturas Y sigue tan campante, en el Museo Universitario del Chopo.
A los 21 años, continuó, Fidel Velázquez ya es secretario del Interior de la Unión de Trabajadores de la Industria Lechera, adherida a la CROM, que en ese tiempo era el organismo más importante. "En 1929 Fidel Velázquez rompe con Luis N. Morones, dirigente de la CROM, acusándolo de perpetuarse en el poder y de ser corrupto".
En 1933, Velázquez se une a Lombardo Toledano para formar la Confederación General de Obreros y Campesinos, que iba a ser una de las bases en que se fundaría la CTM; en 1941 asume la Secretaría General y hoy, cuarenta y dos años después, se mantiene en ese puesto.
La muestra de caricaturas que se exhibe en el Museo del Chopo se realiza en colaboración con la Sociedad Mexicana de Caricaturistas, con motivo del cumpleaños 83 de Fidel Velázquez, personaje que, a decir del caricaturista David Carrillo, se ha convertido en un personaje inolvidable para los caricaturistas que "el día que nos falte ¿qué vamos a hacer?".
La caricatura, añadió, es uno de los principales medios de la comunicación; a la mayoría de la gente le gusta la síntesis que en ella encuentra, además de que refleja un estado de ánimo y algo de humor.
Ser caricaturista tiene su chiste, asegura Carrillo, ya que se tiene que estar bien documentado e informado, leer y conocer la historia, pues de otra manera no se logra mucho en este terreno.
David Carrillo tiene 43 años haciendo caricaturas y acaba de publicar su libro Recordar es reír, en el que expone, en forma cronológica, diversas imágenes de Fidel Velázquez. De todas ellas ha hecho una minuciosa selección para presentarla en esta exposición, en la cual también participan Vadillo, Aarón, Naranjo y Romero, entre otros reconocidos exponentes de la caricatura en México.

ADIÓS querido Ziraldo

 El 6 de abril falleció uno de los grandes caricaturistas de este mundo: Ziraldo Alves Pinto, que firmaba como Ziraldo, Premio Quevedos, 200...