viernes, 27 de marzo de 2015

El día que murió Benny Moré

Recupero viejos artículos.
Esta nota la publiqué en La Jornada, el 1 de febrero de 2001. Por extrañas razones técnicas, no se lee muy bien en la hemeroteca del diario, como pueden ver en el link, pero acá está publicado el  texto que entregué en aquellos años.



http://elhumordelacoste.blogspot.mx/p/caricaturas-personales.html






El día que murió Benny Moré

         
"En tanto permanezcan insepultos los restos de Benny Moré, se considerará al país en estado de duelo musical, permaneciendo suspendidos los shows en los cabarets”, anunció Radio Rebelde el 19 de febrero de 1963.
Otra estación, la CMQ, informaba que “desde horas tempranas habían estado desfilando por su lecho del hospital para interesarse personalmente de su salud, cientos de músicos y compositores que amaban entrañablemente al Benny. En estos momentos, según se nos informa, al conocerse el triste acontecimiento, centenares de personas del pueblo se están congregando masivamente al fondo del antiguo hospital de emergencias, junto a las que ya estaba congregadas ahí desde las primeras horas de la tarde, en espera del acostumbrado boletín médico acerca de la salud de su ídolo musical...”

Toda la Isla estaba pendiente del deceso del Bárbaro del ritmo. Por las calles de La Habana miles de cubanos  vieron pasar el cuerpo del Benny y lo acompañaron desde el Instituto Nacional de Cirugías, antiguo hospital de Emergencias, hasta el Sindicato Nacional de Trabajadores de Artes y espectáculos, ubicado en Prado y Animas, donde desfilaron ante el féretro.
El Benny, nacido en 1919, había muerto a las 9.15 de la noche. La causa: cirrosis hepática que padecía hacía un buen tiempo; tenía, además, un tumor en el hígado a la altura del ombligo, por eso usaba tirantes y pantalón tan largo, ya que le molestaba el cinturón.
La tragedia fue seguida por miles de fanáticos. Los micrófonos y las cámaras de las radioemisoras y televisoras del país, así como toda la prensa, habían seguido paso a paso todo el acontecimiento; el adiós a la capital cubana se dio a la media noche de ese mismo día; a pesar de la hora, 12.20 de la noche, la gente salió a las calles para acompañarlo desde Prado hasta la estación Central, para emprender el viaje por tren a hasta su natal Santa Isabel de las Lajas, un pequeño pueblo, conocido en todo el mundo gracias a la canción de su hijo pródigo.
Llegó a Santa Isabel muy temprano y ya era esperada por un pueblo consternado ante la pérdida del hijo pródigo; el comercio cerró sus puertas todo el día, se declaró Duelo Musical y fueron suspendidos todos lo shows en los cabarets. La radio no cesaba de tocar las canciones del Benny, y en las tiendas de discos los acetatos desaparecieron porque todo mundo quería tener al Benny en su casa, cuando menos en un fetiche.
http://cubahumor.blogspot.mx/2011_02_01_archive.html
Nunca una muerte había paralizado prácticamente a toda la Isla; a su funeral acudieron los comandantes Efigenio Amejeiras, José Ponce y René de los Santos; el presidente Osvaldo Dorticós y el entonces primer ministro, Fidel Castro enviaron sendas coronas. Las campanas de la iglesia de Santa Isabel redoblaban; la banda del ejército marcaba paso lento, mientras decenas de milicianos precedían el cortejo, mientras los pioneros se asombraban ante tal ceremonia. En el Casino de los Congos, con los suyos, con aquellos cuyas raíces eran las mismas de él, se le tocó el tambor mientras un coro de mujeres cantaba una marcha coné. Se le dio el trato de un hijo privilegiado, un hombre que llevaba en sus venas sangre de un rey de una tribu del Congo: su abuelo.

Había muerto el Bárbaro del Ritmo y el poeta Roberto Fernández Retamar escribió:
Oyendo un disco de Benny Moré
Es lo mismo de siempre:
¡Así que este hombre está muerto!
¡Así que esta voz
delgada como el viento,
hambrienta y huracanada como el viento
es la voz de nadie!
¡Así que esta voz vive 
más que su hombre,
y que ese hombre
es ahora discos, retratos, lágrimas.
un sombrero
con alas voladoras enormes
- y un bastón!...

Bartolomé Maximiliano Moré, que era su nombre completo no existía más.

Otra poeta, Barbara Milanés, le escribió:

“Para mí ya no eres bárbaro
simplemente antropófago, sollozos...
Has comido mi carne vestida de estribillos.
Esta sangre la bebiste varias veces
en bailes de ensueños
celebrados un domingo o un lunes
en la sala y el baño. 
El corazón ya no es mío
porque tu le perteneces...
Bartolomé Maximiliano Moré, 
devuelve mi corazón”.

El locutor de Radio Progreso, al despedir la transmisión, en vivo, de las exequias, señaló: “Ayer, eran aplausos enfebrecidos; hoy eran pañuelos y lágrimas. Benny Moré, desde entonces, entonces pertenece a la categoría de los grandes muertos cubanos, de él nos queda, su voz, su memoria entrañable y entre otro montón, unos buenos versos del poeta Fernández Retamar, pues Benny Moré señoreaba por igual entre la gente de cultura, como entre la gente del pueblo, sin que esto signifique, en forma alguna, divorcio entre ambas gentes, pues he aquí que el Benny mismo, forma parte de la mejor parte de nuestra cultura..."

La muerte de Bartolomé Maximiliano Moré sacudió toda Cuba, la música del Bárbaro, empero, continúa, sigue vigente y es insuperable; es por ello que su muerte caló muy hondo; aquellos que siempre le habían aplaudido, lo despidieron hasta su tumba y a todos esos que había llenado de felicidad con su música, ese 19 de febrero, pero sólo ese día, derramaron más de una lágrima; después volverían a gozarlo, a sentirlo, a aplaudirlo.
Había muerto Bartolomé Maximiliano, pero el Benny ya era, ya es, dueño para siempre de nuestras vidas y nuestros placeres musicales y Hoy como ayer sigue vivo, deleitándonos y haciéndonos vibrar con su música.

Benny Moré, el nieto de rey Conga, el bárbaro del ritmo, el genio musical que no estudió música, el más grande sonero, ya era leyenda.




http://www.jornada.unam.mx/2001/02/19/07an1esp.html


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