martes, 18 de diciembre de 2012

Dedican magna muestra a Posada

Dedican magna muestra a Posada Por: Luis Barrera López (Corresponsal El Mañana 17 de Diciembre de 2012 El curador de la exposición, Agustín Sánchez, dijo que Posada hizo grabados para muy diversos productos y publicaciones. Exhiben todas las facetas del más famoso grabador mexicano con motivo del centenario de su muerte MONTERREY.- Un recorrido por la obra gráfica de uno de los más reconocidos ilustradores mexicanos es la exposición que actualmente ocupa la planta baja del Museo de Historia Mexicana de Monterrey. Bajo el título de “José Guadalupe Posada. El Gran Ilustrador de lo Mexicano”, esta muestra presenta las distintas facetas que tuvo quien es considerado el grabador más importante de nuestro País. Esta exposición se ha organizado con motivo del primer centenario del fallecimiento del creador de la famosa “Calavera Catrina” y muchas imágenes que a fines del siglo XIX y principios del XX ilustraron muchos periódicos, pasquines, anuncios y hasta etiquetas de productos. El historiador Agustín Sánchez González, quien por más de 15 años ha realizado una profunda investigación alrededor de Posada, se encargó de la curaduría y seleccionó las más de 200 piezas que provienen de colecciones privadas e instituciones públicas. Se trata de la primera magna exposición que se organiza en reconocimiento a la obra de Posada y que durará en Monterrey hasta el 13 de febrero del 2013. Posteriormente viajará al Museo Nacional de la Estampa, en la Ciudad de México. La museografía hace uso de videos temáticos que fortalecen los contenidos y facilitan al público adentrarse en el mundo del dibujante, ilustrador y grabador. Sánchez dijo que Posada es muy popular en nuestros días debido a sus famosas claveras que ilustraban los pasquines de Día de Muertos, pero su obra gráfica va más allá de eso, ya que es considerado como uno de los precursores de lo que posteriormente fue el arte mexicano del siglo XX. En la exposición se pueden admirar ilustraciones publicitarias como empaques de cigarros, cajetillas de cerillos, etiquetas para cajas de puros, vinos y medicamentos; portadas e interiores de recetarios de cocina; carteles taurinos, teatrales, circenses y de las primeras funciones de lucha libre. También sus dibujos estuvieron presentes en los periódicos; ilustró desde lo que hoy se conoce como la nota roja, noticias de accidentes (como el ocurrido en las minas de carbón en Palau, Coahuila) erupciones de volcanes y hasta el famoso incendio del puente San Luisito de Monterrey en 1903. El genio de Posada realizó grabados para artículos de entretenimiento, esoterismo y educación, como los juegos de mesa de la oca, la lotería, el nuevo coyote, libros para aprender a leer las cartas, cancioneros, almanaques, la Biblioteca del Niño Mexicano, poemarios y corridos. Sánchez comentó que irónicamente el gran ilustrador mexicano murió en la pobreza al inicio de la Revolución en 1913 y su cadáver se perdió en una fosa común. La exposición narra cómo se desarrolló la vida de Posada, desde su nacimiento en Aguascalientes, su paso por la ciudad de León y su establecimiento y gran labor gráfica en el Distrito Federal. “Lejos de lo que se cree, Posada no era un rebelde, sólo era un artista que ilustraba lo que le pedían, y muchas veces se trataba de escenas de tipo político para los periódicos”, agregó. Hacia 1892 Posada comenzó a trabajar con el impresor comercial Antonio Vanegas Arroyo , casa impresora que hoy en día conserva el mayor número de trabajos de Posada. Del taller de Vanegas Arroyo, salieron miles de publicaciones de toda índole. Información de catástrofes, milagros, crímenes, escándalos, incendios, profecías, sucesos sensacionales, peregrinaciones, cuentos de amor, relatos patrióticos y los célebres ejemplos. Participó en más de sesenta periódicos de este tipo como La Casera, El Chile Piquín, El Diablito Rojo, Don Cucufato, El Malcriado, El Paladín, Ave Negra y La Guacamaya. “Posada es un artista cuya obra, presumiblemente efímera, quedó para la posteridad por muchas razones, una de ellas es su presencia en la vida cotidiana. Una obra póstuma es la llamada Calavera Catrina, impresa en 1913 y que se convirtió en uno de los símbolos nacionales de México”, concluyó Sánchez.

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