viernes, 25 de febrero de 2011

El amor en los tiempos del chat



(C) Agustín Sánchez González (1)


Tal parece que en el 2000, Platón, el viejo griego, sigue siendo vigente en muchas cosas del amor; en el Fedro se mantiene al amado al margen de una multitud de relaciones, mientras que hoy, en el mundo virtual y en la vida real, donde hay quien dice que el amor es imposible, ello puede ser factible, pues vivimos en un mundo que cada vez se encierra a sí mismo. Ahora no se busca la media naranja sino la media computadora; media línea en web, en Internet o en el chat.

Conviene hacer bien el amor era una película futurista donde el sexo se hacía a través de una pastilla; o Barbarella, donde bastaba poner una mano sobre la otra para tener un orgasmo.

Hoy que la soledad en que vive nuestra sociedad es cada vez mayúscula, parece que resulta más fácil encontrar el amor en Internet. Nuestro nuevo-viejo mundo se caracteriza por tener gente sola, aislada, incapaz de amar, de relacionarse con otros. Hoy se vive la psicosis de andar por las calles, el horror a las masas.

El miedo a la vida hace que la gente se oculte tras una pantalla, no la de la televisión, completamente pasiva, sino frente a otra más próxima, a la que se le habla, se le insulta y hasta se le ama: la de la computadora, u el ordenador, como le llaman en España que, traducido, puede ser el que ordena.

La soledad hace que en plena noche de Navidad, el 25 de diciembre, a las dos de la mañana, 134 personas estuvieran chateando por Infosel.

Hoy, el mundo vive una locura gracias a la computación. Todo es virtual, hasta el amor, dentro de una pantalla que, apoyada por un CPU, nos abre un universo de posibilidades, de conocimiento y hasta de terapia colectiva.

Aún más, las computadoras, a través del chat, en Internet, suelen ser un mundo etéreo, a veces soporífero, de la vida cotidiana de un grupo de seres, que a cualquier hora del día se meten, materialmente, en sus pantallas a vivir la vida que no viven.

Es lugar común hablar de la soledad del hombre en el fin del milenio. Aquellos que pensábamos que nuestro mundo iba a un proceso de socialización, ahora nos damos cuenta que es todo lo contrario: ahora se vive marcado por la soledad extrema. Tal vez el caso que mejor ilustra esto son los chat, que se pueden encontrar en diversos sitios de Internet, como Infosel, To2, CiudadFutura, Todito, StarMedia, etcétera.

Los chat, en esencia, son una especie de teléfono virtual abierto, por el cual se comunica un grupo de personas desconocidas entre sí. Están abiertos 24 horas al día y cualquiera que esté conectado a Internet puede acceder a él. Desde ese sitio se va a distintos cuartos donde por lo regular se dan conversaciones de lo más triviales, aunque a veces puede uno encontrar gente interesante.

Para muchos jóvenes y adultos ha sido un medio para abatir la soledad, para ligarse a sus otros, o para descargar su ira contra quien se halle en otra parte del mundo, pues el chat ofrece esa posibilidad: hablar con seres de otras latitudes.

Es probable que haya gente que se comunique con amigos lejanos o con amores de otros lares, pero me parece que son los menos.

"En esto del chat, todos sólo quieren ligar y son una bola de mentirosos, nadie te habla con la verdad", comenta Sofía, 32 años, chilanga que vive en Cancún.

Las historias de amor, de la calle, también se reproducen en la vida virtual. Hay una catalana que luego de chatearse tres meses con un puertorriqueño, decidió unir su vida a él, sin conocerse más que en foto.

"Me llamaba Bella, nos chateábamos día y noche, me decía cosas bonitas, dijo amarme; ya que iba a viajar a Puerto Rico, desapareció del chat; le hablé por teléfono pero me dijeron que ahí no vivía. Nadie sabe lo que sentí en ese momento, gracias a él, odié el amor y más por Internet.

"A los cuatro meses apareció. Dijo que se fue a Nueva York por trabajo; le dije que NY estaba llena de PC así que esa no era excusa. Me pidió perdón, pero nunca le volví a creer, de vez en cuando hablamos, pero soy fría y distante con él; aún sueña con poderme tener algún día, pero el daño que me hizo nunca lo olvidaré.

"Próximamente viajaré a Puerto Rico a la boda de mi mejor amiga del chat (que es mucho mejor que las que tengo en Barcelona). El quiere verme y cenar conmigo, pero no pasará, porque yo me encargaré de que no pase. No soy vengativa, pero lo que llegué a llorar delante de mi PC sólo lo sé yo, así que esta historia jamás la olvidaré."

Desde Cancún, Sofía cuenta que ha conocido historias de gente que se ha llevado grandes chascos. Una mujer de 35 años, de Acapulco, muy lista para los negocios, conoció a una persona de la ciudad de México; se chateaban diario, dos o tres veces al día, nunca se mandaron fotos porque él no quiso, diciendo que eso no era importante, ni saber la edad; sólo le dijo que era un profesionista, que no se preocupara por la edad, que era lo de menos.

La gran decepción ocurrió cuatro meses después: él fue a Acapulco a visitarla, la sorpresa fue mayúscula porque no era lo que ella esperaba: un joven de 19 años. Al verlo, se desconcertó pues podría ser su hijo y, además... traía unas fachas, que contrastaban en exceso con la elegante ropa de ella; así que le dio un palmo en las narices y se encerró a llorar, frente al chat, no sé cuánto tiempo.

Beatrice, de 24 años, no tiene novio por chat, pero sí conoce una historia rosa; así lo contó:

"La historia comienza...

"Es como una telenovela, ja, ja, ja.

"Era un día soleado, el sol estaba insoportable, había una compu conectada al teléfono... entró en la compu, conoció a un niño, se estuvieron hablando por teléfono; luego se conocieron en persona y se casaron. FIN."

El chat está todo el día disponible, por las tardes es frecuente encontrar españoles, dado que allá es noche; por la mañana, aun cuando hay poca gente, nunca faltan los chatanautas.

Los amores virtuales, con sus sufrimientos, sinsabores y cachondería, se parecen a los de la vida real sólo que ahí es posible la transformación de los personajes que, escudados en el anonimato, son capaces de comportarse de otra forma.

El chat tiene una gracia más: la posibilidad de recuperar la escritura; sin embargo, muestra que la vida cibernética, sin lectura, comienza a destruir la ortografía; es frecuente leer barbaridades como ola (de saludo), hay en lugar de ahí; veses, en fin, creo que los jóvenes usuarios ahora sólo leen en Internet y ante iguales; los libros son desconocidos para esos muchachos.

Decenas de mirones sólo leen lo que otros escriben. Le pregunté a una chica que hacía en un chat dedicado al sexo; me contestó que sólo escucha lo que los demás decían; otra mujer, casada, me contó que su esposo había salido de viaje y estaba ahí para masturbarse.

En Ciudad Futura es factible encontrar un sitio donde hay historias reales enviadas por los chateros de Chatmanía. Seleccioné algunos títulos: Jamás había hecho una locura por amor. Una mujer cuenta: "Sólo puedo decir que si conocieron en el chat a alguien, que no tengan miedo, que aprendan a confiar, como diría, quizás el destino nos tenga un bonito regalo...".

"Hola, mi historia en realidad es casi como cualquiera que se conoce, chatea un rato y se despide, no sin antes, algunas veces, pedir el e-mail, sólo que la diferencia es que yo me enamoré de un lindo chico de 23 años y yo tengo 47, ni siquiera mi voz me ha traicionado ya que no se oye de mi edad, pero yo no podría terminar con esto, ya que lo amo y sé que él también me ama; es una ilusión que no es fácil terminar aunque algunas veces lo he intentado, pero no puedo, nos amamos demasiado, nos extrañamos y nos buscamos siempre, para mí ya no hubo nadie más por este medio y yo sé que ni para él, lo quiero y es una ilusión, tal vez la última para mí, pero no podría ya estar sin él nunca."

También hay historias como la de una mujer que descubrió que su marido le era infiel, hablando con él, en el chat:

"Un día se me ocurrió conectarme a un chat. Entonces me enviaron un privado y cuál no sería mi sorpresa al darme cuenta de que según los datos que me daba era mi marido desde el lugar de trabajo. Empezé (sic) a sonsacarle en que se diera cuenta; me contó que no quería a su mujer (que era yo, claro), que había tenido varios rollos con chicas en la red a las que había conocido personalmente, etc. Al cabo del rato, le pedí el teléfono, porque tenía mucho interés en conocerle. El halagado me lo dio, el de su móvil, claro. Entonces le llamé, y lo más fino que le dije fue hijo de puta. Me gustaría que me aconsejarais sobre qué hacer con un tipo así."

Se han recogido muchas otras historias, estos son algunos títulos: "Estaba undida (sic) y me agarre a un chat"; "Tengo miedo de perder a mi novia por un amor de chat", "Conocí a mi actual marido en un chat"; "Yo no creía en el amor por Internet"; "Del chat al altar", etcétera.

Veinticuatro horas al día la gente pretende comunicarse, frente a la pantalla; más de uno sufre porque al igual que en el mundo real, es ignorado; otros más sueltan su furia y su fobia contra todos.

Y hay sitios para todos: gays, lesbianas, cuarentones, adolescentes, enamorados, los que buscan sexo virtual, las mujeres u hombres cachondos que se excitan con la pantalla o quienes de verdad buscan a su media pareja o, para decirlo modernamente, a quien les coloque un diskete en su corazoncito.

Y los nickname a veces son originales, otras veces burdos y los más, que ponen su nombre, apodo o se alucinan con sus héroes: Ricky Martin, Madonna y hasta los hijos de la Coca-Cola se ponen Fox. El otro día recibimos saludos de Manuelito (Mijares). Era Lucerito, que hasta cantó una canción para todos.

Y del chat se pasa al e-mail, donde puede mantenerse una relación epistolar; o hay quien ha pasado vía directa a la cama. Historias tristes de enamoramientos platónicos también las hay.

Es un mundo virtual, sin duda, donde cada nickname es una historia

(1) Apareció en la revista Etcétera, 16 de marzo, 2000
http://www.etcetera.com.mx/articulo/el_amor_en_los_tiempos_del_chat_/16483/


lunes, 21 de febrero de 2011

Proponen hacer inventario de la obra de Gabriel Vargas

Por: Notimex / Manuel Bello Hernández, Domingo, 06 de Febrero de 2011 (Últimas Noticias)

“Aunque falleció el año pasado (2010) es una figura que ya vive para siempre, pues nos dejó un retrato de la vida cotidiana mexicana”, dijo el historiador Agustín Sánchez



Se intentará realizar un inventario de la obra de Gabriel VargasMéxico.- El escritor, historiador y periodista Agustín Sánchez González pugnó porque se lleve a cabo un inventario de la obra del historietista Gabriel Vargas (1915-2010), pues alertó que en el mercado del arte circulan obras apócrifas del padre de La Familia Burrón.

Entrevistado a propósito del 96 natalicio del historietista Gabriel Vargas (1915-2010, efeméride que se cumplió ayer), el también investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), llamó a tener cuidado con los falsos del cartonista.

Recordó que recientemente Guadalupe Appendini, viuda del monero, estuvo a punto de ser defraudada con una supuesta escultura elaborada en madera y atribuida a quien fuera catalogado uno de los sociólogos contemporáneos más importantes del mundo por retratar fielmente la vida urbana de México.

A pesar de que este tipo de trabajos de Vargas no fue tan conocido como sus exitosas historietas, el autor de textos como “7 moneras” y “El General en La Bombilla”, entre otros, sostuvo que se tratan de obras fáciles de detectar, pues son de muy mala calidad.

Cabe mencionar que en junio del 2010, la propia Appendini denunció que Graciela y Adriana, nietas del dibujante, ofrecieron 183 viñetas y tres acuarelas apócrifas a una reconocida casa de subastas en esta ciudad.

En aquella ocasión, afirmó, no era la primera vez que se intentaba vender piezas falsas de Vargas, pues en 2001 y 2005 realizaron acciones similares, en perjuicio del autor.

Según Sánchez González, quien es uno de los más importantes historiadores de la caricatura mexicana, llamó a que se retome el estudio de la obra de Vargas y a que se digitalicen los materiales existentes y en poder de Appendini para tener un control al respecto.

Lamentó que cerca del 40 por ciento de la obra de Vargas se encuentre dispersa y otras más, en manos de coleccionistas.

Incluso, reveló que gran cantidad de obras que el cartonista realizó para diarios como Excélsior, Novedades y El Sol de México, se desconoce su paradero y de no haber sido por la labor de recopilación y recuperación de la también periodista Guadalupe Apendinni, hoy toda la obra Vargas estaría en el olvido.

Hay que clasificar su obra, todo lo que anda perdido. Dibujos, revistas, publicaciones, documentos personales, fotografías, etcétera.

Hacer un archivo digital y estudiar más su obra, pues se sabe poco sobre de su trabajo”, mencionó.

El investigador, quien posee un sinfín de libros donde combina la historia, la literatura y el periodismo, recordó al creador de “Los superlocos”, como uno de los personajes claves para entender lo que somos los mexicanos.

“Aunque falleció el año pasado (2010) es una figura que ya vive para siempre, pues nos dejó un retrato de la vida cotidiana mexicana”, dijo.

Incluso, destacó que varios de los términos del diccionario de mexicanismos, recién publicado por la Academia Mexicana de la Lengua, fueron tomados de la historieta de La Familia Burrón.

“De ese tamaño es su importancia”, refirió.

“Fue un hombre que se formó como parte de la generación que se constituyó con la creación del estado nacional y de la educación pública con José Vasconcelos.

“Tuvo una sólida formación e impactó en los grandes intelectuales como Alfonso Reyes, Carlos Monsiváis o Sergio Pitol, quienes lo alabaron”, apuntó.

Por otra parte, adelantó que el próximo 6 de marzo, en el marco de las actividades de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), presentará su libro “Gabriel Vargas.

Una historia chipocluda”, un texto que realiza un recuento de la obra del ilustrador, desde su primer dibujo, realizado en 1930, hasta los últimos días de La Familia Burrón

martes, 15 de febrero de 2011

domingo, 13 de febrero de 2011

Nota Roja

Noticias de Cancun.- Los benitojuarenses al igual que la mayoría de los mexicanos poco a poco nos vamos a habituando a vivir con la nota roja a flor de labios. No es asunto de percepción. Es una cuestión de hechos. La violencia se ha extendido hasta niveles inusitados y atraviesa todos los sectores sociales. Hampa, política y mundo empresarial se han entremezclado de tal forma que ni la famosa telenovela del “Cártel de los Sapos” lo hubiese imaginado en cualquiera de sus capítulos.

No es que los medios de comunicación exageren para pelear por la audiencia o para vender más ejemplares. Las primeras planas de los periódicos reproducen, lisa y llanamente, lo que acontece en las plazas públicas y en los sótanos del país. No inventan, reflejan. La prensa no es hoy más amarillista o escandalosa de lo que era hace unos años. Es la realidad la que se ha modificado y ha hecho de las acciones criminales un asunto cotidiano. Los medios no pueden ignorar este hecho. La prensa construye una realidad a la medida de su público, no la inventa.

La muerte de Paulette, el secuestro de Diego Fernández de Cevallos y la detención de Gregorio Sánchez Martínez, por citar los últimos eslabones de la cadena, son realidades, no invenciones mediáticas. Como lo son, con toda su elocuencia dramática, los cadáveres decapitados en cualquier Región de Cancún; las cabezas cercenadas que regularmente están apareciendo en el Estado y otros lugares del país; las narcomantas; la ejecución de cantantes famosos a los que se relaciona con cárteles de la droga; el asesinato de 16 muchachos en una fiesta en Ciudad Juárez, o la muerte de estudiantes del Tec de Monterrey.

En lo hemeroteca recién encontramos un viejo escrito de Don Jorge Ibargüengoitia, que a la lectura se ve muy actual y se titula En primera persona: nota roja: “Leo notas rojas con frecuencia sin ser sanguinario ni sentirme morboso. Creo que todas las noticias que se publican son las que presentan más directamente un panorama moral de nuestro tiempo y ciertos aspectos del ser humano que para el hombre común y corriente son en general desconocidos; además siento que me tocan de cerca.”

Al tener a México con la nota roja en primera plana, los medios están describiendo, con toda crudeza, el panorama moral de nuestro tiempo y nuestro país. La historia de la administración de Felipe Calderón se está contando en la nota roja de los periódicos no en los artículos y discursos de sus publicistas oficiales. Su sexenio pasará a la historia como el del Ejército en las calles, los miles de asesinados, las violaciones a los derechos humanos y la inseguridad pública.

En su libro Terribilísimas historias de crímenes y horrores en la ciudad de México en el siglo XIX, Agustín Sánchez cuenta cómo la nota roja del siglo XIX nos habla de la nación de la derrota, de la venganza, de la frustración, reflejadas en el robo, el asesinato, el suicidio. De la misma manera, en sus informaciones diarias, la prensa de hoy nos cuenta el drama de la descomposición política y económica de sus elites. Es sus páginas están narrados el dolor y el drama de los ciudadanos de a pie, la intriga y el odio de las cúpulas del poder, el grado de corrupción cívica.

De cuando en cuando, desde el poder se ensayan maniobras para contener daños. Cuando a comienzos del sexenio comenzaron a agolparse los cadáveres y el papel de las rotativas se llenó de sangre, operadores gubernamentales trataron de convencer a los directivos de los medios de la inconveniencia de decir que los muertos habían sido ejecutados. La iniciativa hizo agua a los pocos días.

Ahora, el mismo Felipe Calderón insiste en que el problema de la gravedad de la violencia es un asunto de percepción y no de hechos. Según el gobierno y sus intelectuales, los medios divulgan la existencia de los corceles del Apocalipsis trotando por el país, pero las catástrofes no existen realmente, no, al menos, en la magnitud en la que se reportan. Y, con todos los recursos a su alcance, procuran construir consensos para que los medios moderen su cobertura. Ya el renegado ex guerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos, asesor de la administración calderonista, se encargó, desde las páginas de los periódicos de leerle la cartilla a quienes desde los medios informativos alertan sobre el fracaso de la estrategia gubernamental del combate a las drogas. El apagón informativo decretado alrededor del secuestro de Diego Fernández de Cevallos es el último asalto de esta batalla por controlar lo que se publica y dice.

En esta lógica, el siguiente paso será emular al Congreso de Rumania, que aprobó que la mitad de las noticias difundidas por los medios debían de ser positivas. O, quizás, promover la publicación de un periódico quincenal como el estadunidense Good News, que se negaba a divulgar malas noticias. Good News apareció sólo 16 meses y, por supuesto, se negó a informar sobre su fracaso. La cabeza de su último número decía No se declaró ninguna guerra en 16 semanas.

México se ha convertido en el país de una nota roja que es retrato fiel de la decadencia de sus elites económicas y políticas. Que a esas elites no les guste verse reflejados cada mañana en el espejo de la prensa es explicable. Lo que es inadmisible es que los diarios renuncien a funcionar como espejos que reflejen la descomposición del país.
Por José Zaldívar

AHI SUCEDIO

28 de enero, 2010 etcétera Le recomendamos: Paseo literario revive la nota roja del siglo XIX
Los sucesos que narró la nota roja del siglo XIX servirán para trazar un recorrido en la ciudad de México este fin de semana. La ruta la formarán aquellos puntos en los que ocurrieron los crímenes más célebres de esa época.

El itinerario será guiado por el periodista y escritor Agustín Sanchez, autor del libro Terribilísimas historias de crímenes y horrores en la ciudad de México, publicado en 2004 por Ediciones B.

El recorrido está organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), como parte del ciclo "Lecturas de la ciudad. Paseos literarios".

La cita es el domingo 31 de enero, a las 10:00 horas, en la Casa Leona Vicario, ubicada en la calle República de Brasil, número 37, en el Centro Histórico.

La caminata comprenderá calles como Donceles, Correo Mayor e Isabel La Católica, informó el Conaculta a través de un boletín. Para mayores datos, comunicarse al teléfono 5526-0219.

El libro

Terribilísimas historias de crímenes es un conjuto de historias criminales ocurridas entre 1822 y 1899 en la ciudad de México. El volumen es fruto de la consulta que Agustín Sánchez realizó en los diarios de aquella época.

Algunos de los relatos están escritos con el estilo periodístico del siglo XIX. Tal es el caso de Ola de crímenes: mujeres matamaridos, Un niño entre los plagiarios de Ahuixotla, El fisgón de la buena muerte, Se quema el circo Chiarini, Vuelve el jinete de la muerte y Famoso poeta se suicida.



http://www.musicnightintl.com/cultura/agust%C3%ADn-s%C3%A1nchez/

De nota roja

Ni la violencia ni la sed por leer sobre crudelísimos crímenes son novedad; esto queda claro al hablar del tema con el escritor Agustín Sánchez.

Por Alberto Castillo


La labor del investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas del INBA, Agustín Sánchez González, se ha centrado en el siglo XIX, del que no sólo ha rebuscado en sus letras sino también en sus imágenes. Los caricaturistas de época eran tan virulentos como los de hoy en día y los presidentes no se escapaban de ser ridiculizados. En su libro de reciente aparición Terribilísimas historias de crímenes y horrores en al Ciudad de México en el siglo XIX. (Ediciones B, 2006) Agustín Sánchez entrega una serie de relatos extraídos de la nota roja en los que los hechos de sangre son protagonistas. La entrevista con CAMBIO se dio en un café de la colonia Condesa, evento al que se sumó, por azar, el también escritor Federico Campbell.
—Da la impresión, a leer tu libro, de que la Ciudad de México siempre ha sido violenta…
—Son fenómenos que suceden en todo el mundo. En Madrid hay un fenómeno muy fuerte de libros sobre asesinos de mujeres. Hay títulos incluso como “ellas matan mejor”. Es un poco la moda de allá.
—Sin embargo, con la historia que mencionas de una banda ligada al jefe del Estado Mayor de Antonio López de Santa-Anna, se evidencia que la relación entre el poder y el crimen en México es añeja.
—Por supuesto. Esa fue una parte impresionante. Estas crónicas de nota roja son una buena muestra de un país que cambió para seguir siendo el mismo.
—¿Cómo le entraste a la investigación de la nota roja?
—Hace muchos años habíamos hecho un proyecto con la SOGEM [Sociedad General de Escritores de México] de nota roja de la Ciudad de México y, como los proyectos gubernamentales quedan truncados, nunca lo publicaron y quedó por ahí.

CRIMEN Y PODER
En este momento de la conversación cruza frente a la terraza del café Federico Cambpell, al reconocer a Sánchez se acerca para saludarlo. Entonces, este reportero le explica el tema de la entrevista y Campbell sze interesa por las respuesta de Sánchez”.
“Y sí, este es un país con mucha desigualdad y con gran organización para el crimen. Aquí una de las mejores historias es la que toma Manuel Payno para hacer Los Bandidos de Río Frío.”
—¿Oye, es cierto que los bandidos de Río Frío eran policías?- le pregunta Campbell a Sánchez.
—El asistente de Santa-Anna, Juan Yáñez, el jefe de Estado Mayor, tenía acceso directo a él, así que cuando le decían “señor, vamos a llevar el oro a Veracruz y va en tal lugar’, cuando llegaban los bandidos, ya sabían exactamente en qué lugar buscar”, sin mayor derramamiento de sangre.
—¿Cuál es tu principal fuente para el libro?— cuestiona este reportero.
—Hay varios tipos de textos. Por ejemplo, leí a la marquesa Calderón de la Barca buscando, a Altamirano, a Bustamante, buscando hechos criminales.
—¿Dónde se publicaban estos textos en el siglo XIX?
—No había muchos periódicos. El título del libro es un homenaje a Posada, que tenía una publicación llamada La Gaceta Callejera, donde pone estos títulos que después hereda Alarma. Estos títulos de “La horrorosa historia del horroroso hijo que mató a su horrorosa madre” o “Tristísimas lamentaciones de un enganchado”.
—Yo había pensado que esto era relativamente nuevo…
—No, es una tradición del siglo XIX, que surgió de un cuate llamado Constancio S. Suárez, que era quien hacía las cabezas para La Gaceta Callejera, que era una hojita que aparecía cada vez que había un hecho violento. Entonces Posada imprimía su hojita y la vendía al día siguiente. De hecho el libro termina con la historia de una chava que se lanza de las torres de Catedral por una cuestión amorosa.
Federico Campbell se ríe de la decisión de la joven y comenta: “¡Qué estúpida! Hay muchos peces en el mar”.

LA MODA DEL SUICIDIO
Sánchez agrega datos que hacen la historia aún más risible:
—Se da un fenómeno colectivo de suicidios. Los periódicos prohíben las noticias de suicidio porque se puso de moda.
Campbell relata que durante hace unos años se dio una ola de suicidios de niños en Japón, debido a que se les presionaba para obtener cada vez mejor calificaciones. De vuelta al siglo XIX Sánchez relata el conocidísimo caso de Manuel Acuña, aquél del Nocturno a Rosario:
—Acuña se suicida por Rosario de la Peña, que traía locos a todos los intelectuales de la época. Y el único que se suicida es Manuel Acuña. Además es muy chistoso, porque este cuate, que en realidad no quería suicidarse, camina de noche por toda la Ciudad de México buscando que lo asalten, que lo maten y no le pasa nada. Entonces al día siguiente se suicida. A veces los periódicos pagan por noticias, y hay una historia de un tipo que llega a la redacción de un periódico y dice “¿Aquí compran noticias de crímenes y asaltos?” y le responden que sí; “¿y cuánto pagan?”, pregunta; “pues depende de la noticia”; “¿y cuánto pagan por esto?”, dice y se destapa el vientre y enseña las tripas de fuera.
Campbell abre los ojos y comenta: ¡A poco pasó eso! Si lo pones en una novela nadie te lo cree.
Resulta evidente que Agustín Sánchez consigue su objetivo: atraer lectores. En la parte final de esta entrevista se lamenta de lo poco que se lee en México. Estas historias terribilísimas son su granito de arena para acercar al gran público a la lectura. Están bien escritas, documentadas, hablan de la historia de este violento país y, sobre todo, son entretenidas y sorprendentes.

martes, 8 de febrero de 2011

La caricatura, forma más seria de ver la historia: Agustín Sánchez

domingo 21 de noviembre de 2010
***El historiador presentó su libro José Guadalupe Posada. Una historia en blanco y negro, editado por la Dirección de Publicaciones del Conaculta

La caricatura, de acuerdo con el investigador Agustín Sánchez González, “es la forma más seria de ver la historia”, de ahí que uno de sus objetivos recientes sea el de recuperar la obra del artista mexicano José Guadalupe Posada, a quien pretende se le coloque entre nombres de grandes creadores como Diego Rivera o David Alfaro Siqueiros.

En la presentación de su libro José Guadalupe Posada. Un artista en blanco y negro, editado por la Dirección de Publicaciones del Conaculta, dentro de la Colección Círculo de Arte, el historiador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) compartió varios de sus hallazgos sobre la labor creativa del grabador nacido en 1852, entre los que mencionó su gran producción de “ilustración comercial para deportes, juegos de mesa, portadas religiosas, libros de oraciones, etiquetas de cigarros y cerillos”.

Después de mencionar que además de “caricaturas políticas, grabados de fotografías, revistas, libros, carteles, cabezas de muchos periódicos” entre otros trabajos, aún debe haber mucha obra por descubrir, Sánchez González, lamentó que, pese a ello, “lo terrible de todo es que murió (1913) sin que nadie lo conociera”.

Diego Rivera, continuó el investigador, “lo recupera en los años 20” y él lo señala como “el gran artista del pueblo”. A partir de ahí se recupera una gran cantidad de trabajos, pero muchos otros se pierden por distintas razones, también, inician muchos mitos, abundó Sánchez González, ante decenas de jóvenes y adultos que se reunieron en el Foro Café y Letras, uno de los nuevos espacios de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), en su 30 edición.

El historiador del Cenidiap recordó que también fue Rivera quien puso el nombre de La Catrina, a uno de los grandes íconos populares más representativos de México, creado por Posada. “La Calavera Catrina no se llama así. Su nombre era Calavera Garbancera (las garbanceras eran indígenas que querían ser como las españolas) y el cuerpo se lo pone Diego Rivera cuando la pintó en su mural (Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central) del Hotel del Prado”, afirmó.

El libro José Guadalupe Posada. Un artista en blanco y negro, de Agustín Sánchez González, fue presentado dentro del programa de novedades editoriales de la 30 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, en el Centro Nacional de las Artes, ubicado en Avenida Río Churubusco 79, esquina con Calzada de Tlalpan, colonia Country Club.
Publicado por AGUSTIN SANCHEZ GONZALEZ en 16:49 1 comentarios Etiquetas:

lunes, 7 de febrero de 2011

Las calaveras de Posada representan un retrato del mexicano: Agustín Sánchez

El historiador presentó anoche el libro Posada, sobre el grabador hidrocálido

Las calaveras de Posada representan un retrato del mexicano: Agustín Sánchez
“Le tocó ver una epidemia de cólera, enfrentamientos... ¡La muerte lo marcó!”, afirma

CARLOS F. MÁRQUEZ



El escritor Agustín Sánchez González, autor del libro Posada Foto: FOTO IVÁN SÁNCHEZ El grabador José Guadalupe Posada, con la creación de su universo satírico y popular de las calaveras, sintetizó la herencia prehispánica y la tradición española en torno a la muerte para contribuir a satisfacer la necesidad de tener una identidad nacional; por ello, el historiador y especialista en la caricatura mexicana, Agustín Sánchez González, afirma que frente al conflicto entre lo nacional y la avasallante globalización, la defensa de las calaveras de Posada es a la vez la defensa de la identidad.

El autor del Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana presentó anoche en la Casa de las Musas su libro Posada, en el cual reconstruye la biografía del grabador de Aguascalientes para echar por tierra algunos de los mitos que se han creado en torno a su vida y obra.


Calaveras


Las calaveras son lo más popular de la obra de Posada, pero aún en esa vertiente tan difundida Agustín Sánchez encuentra algunos mitos, como aquel que afirma que en este apartado del universo creativo de Posada pulsa únicamente la tradición prehispánica de la muerte, lo cual es cierto, pero el historiador aporta matices que hacen observar a esta parte de la obra como una especie de registro testimonial.

“A Posada le tocó ver una epidemia de cólera en la que murieron miles de personas, entonces le tocó ver los cadáveres apilados. También le tocó ver la violencia de los enfrentamientos entre conservadores y liberales, entonces esta cosa de la muerte lo vive desde niño y desde su primer dibujo ya está la muerte presente en una calavera con su guadaña. ¡La muerte lo marcó!

“México tiene esta tradición prehispánica de la muerte, pero también española, entonces la suma de todo esto va haciendo una tradición que impacta en el nacionalismo cultural; es decir, hay una reconstrucción del imaginario de los mexicanos. La muerte es una necesidad de crear una identidad”.

Posada contribuyó entonces a crear una parte importante del imaginario nacional, el cual según Sánchez González se ve amenazado en la actualidad por la idea de globalización. “En este momento, esta defensa de las calaveras debería ser otra forma de defender nuestra identidad contra el impulso globalizador, deben ser parte de nuestra identidad como mexicanos”.


Posada el político


José Guadalupe Posada desplegó en su obra para periódicos una aguda crítica política y sátira social que para algunos historiadores es un rasgo de radicalidad, pero Sánchez González considera que ése es otro mito y explica: “sí creo que Posada no tenía una concepción política ni antiporfirista ni proporfirista. Posada hacía caricatura en contra de Madero, pero todos la hacían en ese tiempo. Creo que a Posada le decían ahora dibuja tal cosa y él la dibujaba. No es que sea un vendaval, sino que era su chamba. La genialidad suya estaba en la calidad que consiguió en su obra”.

José Guadalupe Posada, además de borracho empedernido, era un trabajador incansable cuya obra estaba en los juegos de mesa de las familias, en las canciones ilustradas, en las cartas de amor, en los toros, en el circo y en los libros de oración de las iglesias, por ello Agustín Sánchez afirma que conocemos de su obra sólo un pedacito, pero “de repente te cae el veinte, que Posada es como ponerse una camisa, por eso es tan fuerte, no por la política, ¡la política vale madre!, lo importante es que Posada representa un retrato del mexicano”.

“Don Lupe, el que murió el 20 de enero de 1913, el que nos dio identidad, el que retrató a la sociedad, el que nunca creyó que era un genio, mucho menos un artista maravilloso, quedó ahí, confundido entre tanta osamenta, como una calavera del montón”, cuenta Agustín Sánchez en su libro, y revela que los restos de Posada terminaron en la fosa común, lo cual resulta muy emblemático de la condición marginal que la mayoría de los caricaturistas tienen que sobrellevar.

Respecto de lo anterior comentó Agustín: “todo mundo tiraba a la basura sus caricaturas y es tan grave que yo calculo que hoy 95 por ciento de la caricatura que se ha hecho en el mundo está perdida. Creo que les daba vergüenza ser caricaturistas como a Orozco o Zalce. Los caricaturistas nunca dicen: ‘es maravilloso lo que hago’. No se han valorado.

“Yo escribí en La Jornada un artículo El recuento de los daños: la historia de la historia de la caricatura, y hablaba en él cómo desde los años 50 no había vuelto a verse un solo texto sobre la caricatura. Tuvieron que pasar 50 años para que un grupo de locos volviéramos a tomar a la caricatura como algo importante, pero somos un grupo muy pequeño que estamos rescatando esta gran importancia. La caricatura es una manera muy seria de ver la vida, pero cuando logremos ver esta historia vamos a entender muchas cosas de lo que somos los mexicanos”.

Un recuerdo a José Guadalupe Posada

miércoles 19 de enero de 2011
Un recuerdo a José Guadalupe Posada
Este 20 de enero se cumplen 98 años del fallecimiento de José Guadalupe Posada, autor de la 'Catrina'

CIUDAD DE MÉXICO, México, ene 19, 2011.- El investigador Agustín Sánchez, autor del libro José Guadalupe Posada. Una historia en blanco y negro (Conaculta, 2010), tiene una frase que revela mucho sobre la historia de este excepcional dibujante y grabador mexicano:

"Posada nació el día que murió don Lupe. Don Lupe era el señor que andaba haciendo sus dibujitos por aquí y por allá, y cuando se muere don Lupe pasan muchos años para que empiece el mito de José Guadalupe Posada".

Este pasaje es fundamental para entender que si bien José Guadalupe Posada fue capaz de dejar un retrato fidedigno de un cambio de siglo y de un cambio cultural, sin proponérselo, se convirtió en uno de los iconos del nacionalismo cultural y nos legó, también uno de los símbolos mexicanos: la Calavera Catrina.

José Guadalupe Posada Aguilar nació el 2 de febrero de 1852, en el barrio de San Marcos de la ciudad de Aguascalientes, y falleció el 20 de enero de 1913. Su padre fue el panadero Germán Posada Serna y su madre Petra Aguilar Portillo, quienes procrearon seis hijos: José María de la Concepción (1832), José Cirilo (1839), José Bárbaro (1843), José Guadalupe (1852), Ciriaco (1856) y María Porfiria (1858).

Después de aprender a leer y escribir con su hermano José Cirilo, Posada ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes. En 1868 entró como aprendiz en el taller litográfico de Trinidad Pedroza.

En estos primeros años de aprendizaje, el joven Posada manifestó una facilidad innata para la caricatura, de tal modo que su mentor logró introducirle en el mundo del periodismo y de la prensa gráfica como dibujante; y logró publicar sus primeras viñetas en el periódico El Jicote (1871), cuando el artista acababa de cumplir los 19 años.

En 1872 Posada y Pedroza deciden instalarse en León, Guanajuato, donde ambos se dedicaron a la litografía comercial, con la que realizaban estampas religiosas, cajetillas, etiquetas, invitaciones, bolos, tarjetas, esquelas, etcétera. En León, Posada abrió su propio taller y trabajó como maestro de litografía en la Escuela de Instrucción Secundaria.

Las graves inundaciones que asolaron León en esa época le obligaron a trasladarse a la Ciudad de México, donde le hicieron rápidamente ofertas para trabajar en distintas empresas editoriales, entre ellas la de Irineo Paz, abuelo de Octavio Paz. Allí elaboró cientos de grabados para numerosos periódicos: La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas, El Hijo del Ahuizote, etcétera.

Su nombre cobró una fama inesperada y su cotización se disparó, alcanzando cimas que pocos meses antes le habrían parecido inimaginables. Esta repentina bonanza económica le permitió abordar una serie de experimentos gráficos que culminaron con la exitosa utilización de planchas de zinc, plomo o acero en sus grabados.

A partir de 1890, sus trabajos gráficos ilustraron las publicaciones, de carácter nacionalista y popular del impresor Antonio Vanegas Arroyo: historietas, liturgias de festividades, plegarias, cancioneros, leyendas, cuentos y almanaques, destacando La Gaceta Callejera y las hojas sueltas que incluían imágenes e información resumida de carácter diverso sobre "acontecimientos de sensación".

A partir de entonces Posada emprendió un trabajo que le valió la aceptación y admiración popular, por su sentido del humor, propensión a lo dramático y calidad plástica. En su obra, amplia y variada, Posada retrató las creencias y formas de vida cotidiana de los grupos populares, criticando los abusos del gobierno y la explotación del pueblo. Además, ilustró las famosas "calaveras", versos alusivos a la muerte que junto con sus demás ilustraciones, se distribuían en periódicos y hojas sueltas.

Las ideas de Posada eran de clara índole progresista y, al servicio de éstas, dibujó caricaturas y bocetos satíricos consagrados, en general, a elaborar una crónica de la vida mexicana de la época o a poner de relieve los sufrimientos de su pueblo bajo el yugo de los grandes terratenientes. Las sátiras de los políticos más influyentes de la época le costaron la cárcel en más de una ocasión. El gran número de encargos que se amontonaban en su taller le obligó a crear una técnica nueva, el grabado al ácido en relieve, mucho más rápida.

Su extensa producción gráfica, estimada en más de 20 mil grabados, realizados en litografía o planchas de metal, podría clasificarse como expresionista, puesto que recrea con extraordinaria imaginación, gran sentido humorístico y profunda capacidad crítica las lacras, miserias y prejuicios de la realidad social y política de su época.

Su obra abarca múltiples temas, entre los que destacan las célebres "calaveras" o imágenes de ultratumba; los "desastres", que comprenden catástrofes de tipo natural (inundaciones, epidemias, sucesos astronómicos, nacimientos de seres monstruosos), accidentes, hechos sobrenaturales, crímenes y suicidios; los "ejemplos" o lecciones morales que pueden extraerse ante la perversidad y bestialidad humanas; sucesos sociales y políticos, donde sobresalen las viñetas referidas a las ejecuciones y los "corridos" revolucionarios; los milagros religiosos; la serie denominada Don Chepito, que narra las desventuras de un solterón ridículo, una especie de antihéroe; así como las imágenes captadas de la vida cotidiana con inigualable precisión e intención certera.

José Guadalupe Posada fue considerado como un precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por algunos de quienes lo protagonizaron: José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez. En 1933, veinte años después de su muerte, fue redescubierto por el pintor Jean Charlot, quien editó sus planchas y reveló la influencia de Posada sobre artistas de las posteriores generaciones.

De acuerdo con el investigador Agustín Sánchez, Posada es un invento, de alguna manera, de dos personajes: el grabador Leopoldo Méndez y el muralista Diego Rivera. "Es decir, Posada nunca creyó que era un gran artista, que era un gran personaje. Y Diego Rivera lo inventa, como inventó a Frida Kahlo. Lo mismo Leopoldo Méndez: inventa un Posada que no tiene nada que ver con el Posada de la realidad, es decir, inventó un político radical, con una concepción política muy avanzada. Y las investigaciones recientes demuestran que no fue así: era un hombre que tan sólo trabajaba. Él iba haciendo los trabajos que le encargaban. No tiene nada que ver con esta imagen radical que nos han vendido durante muchos años, una imagen antiporfirista, radical.

"Por otro lado, una parte que es muy importante mencionar es cómo a pesar de que nos legó la Catrina, es interesante ver cómo esta invención de Posada tiene que ver con una falsa idea de la propia invención de Diego, porque la Catrina no es La Catrina, su nombre real es la Calavera Garbancera. Los garbanceros o las garbanceras eran los indígenas que querían ser como los españoles, mas no como indígenas. Es como hoy los mexicanos que quieren estar en McDonald?s y que quieren ir a Disneylandia, o sea, no asumen su mexicanidad. Eso era lo que Posada estaba criticando. Sin embargo, Diego Rivera la bautiza como la Catrina, así porque sí", revela Agustín Sánchez.

Gran dibujante, trabajador incansable y un gran técnico del grabado, Posada murió tan pobre como había nacido en Ciudad de México, el 20 de enero de 1913. Sus restos, que nadie reclamó, fueron sepultados en una fosa común.

En la ciudad de Aguascalientes, anexo al templo del Encino, se encuentra el Museo José Guadalupe Posada en donde se expone permanentemente parte la obra de este artista. También se montan exposiciones temporales de otros artistas gráficos. Se cuenta además, con una biblioteca de aproximadamente cinco mil volúmenes.

CON INFORMACIÓN DE CONACULTA
Publicado por AGUSTIN SANCHEZ GONZALEZ en 19:36 0 comentarios Etiquetas:

domingo, 6 de febrero de 2011

Proponen hacer inventario de la obra de Gabriel Vargas

“Aunque falleció el año pasado (2010) es una figura que ya vive para siempre, pues nos dejó un retrato de la vida cotidiana mexicana”, dijo el historiador Agustín Sánchez

Se intentará realizar un inventario de la obra de Gabriel VargasMéxico.- El escritor, historiador y periodista Agustín Sánchez González pugnó porque se lleve a cabo un inventario de la obra del historietista Gabriel Vargas (1915-2010), pues alertó que en el mercado del arte circulan obras apócrifas del padre de La Familia Burrón.

Entrevistado a propósito del 96 natalicio del historietista Gabriel Vargas (1915-2010, efeméride que se cumplió ayer), el también investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), llamó a tener cuidado con los falsos del cartonista.

Recordó que recientemente Guadalupe Appendini, viuda del monero, estuvo a punto de ser defraudada con una supuesta escultura elaborada en madera y atribuida a quien fuera catalogado uno de los sociólogos contemporáneos más importantes del mundo por retratar fielmente la vida urbana de México.

A pesar de que este tipo de trabajos de Vargas no fue tan conocido como sus exitosas historietas, el autor de textos como “7 moneras” y “El General en La Bombilla”, entre otros, sostuvo que se tratan de obras fáciles de detectar, pues son de muy mala calidad.

Cabe mencionar que en junio del 2010, la propia Appendini denunció que Graciela y Adriana, nietas del dibujante, ofrecieron 183 viñetas y tres acuarelas apócrifas a una reconocida casa de subastas en esta ciudad.

En aquella ocasión, afirmó, no era la primera vez que se intentaba vender piezas falsas de Vargas, pues en 2001 y 2005 realizaron acciones similares, en perjuicio del autor.

Según Sánchez González, quien es uno de los más importantes historiadores de la caricatura mexicana, llamó a que se retome el estudio de la obra de Vargas y a que se digitalicen los materiales existentes y en poder de Appendini para tener un control al respecto.

Lamentó que cerca del 40 por ciento de la obra de Vargas se encuentre dispersa y otras más, en manos de coleccionistas.

Incluso, reveló que gran cantidad de obras que el cartonista realizó para diarios como Excélsior, Novedades y El Sol de México, se desconoce su paradero y de no haber sido por la labor de recopilación y recuperación de la también periodista Guadalupe Apendinni, hoy toda la obra Vargas estaría en el olvido.

Hay que clasificar su obra, todo lo que anda perdido. Dibujos, revistas, publicaciones, documentos personales, fotografías, etcétera.

Hacer un archivo digital y estudiar más su obra, pues se sabe poco sobre de su trabajo”, mencionó.

El investigador, quien posee un sinfín de libros donde combina la historia, la literatura y el periodismo, recordó al creador de “Los superlocos”, como uno de los personajes claves para entender lo que somos los mexicanos.

“Aunque falleció el año pasado (2010) es una figura que ya vive para siempre, pues nos dejó un retrato de la vida cotidiana mexicana”, dijo.

Incluso, destacó que varios de los términos del diccionario de mexicanismos, recién publicado por la Academia Mexicana de la Lengua, fueron tomados de la historieta de La Familia Burrón.

“De ese tamaño es su importancia”, refirió.

“Fue un hombre que se formó como parte de la generación que se constituyó con la creación del estado nacional y de la educación pública con José Vasconcelos.

“Tuvo una sólida formación e impactó en los grandes intelectuales como Alfonso Reyes, Carlos Monsiváis o Sergio Pitol, quienes lo alabaron”, apuntó.

Por otra parte, adelantó que el próximo 6 de marzo, en el marco de las actividades de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), presentará su libro “Gabriel Vargas.

Una historia chipocluda”, un texto que realiza un recuento de la obra del ilustrador, desde su primer dibujo, realizado en 1930, hasta los últimos días de La Familia Burrón

martes, 1 de febrero de 2011

La muestra que “Monsi” trabajó sus últimos días

El Museo del Estanquillo alista una exhibición de la obra de Posada

PROYECTO. La muestra de las obras del grabador mexicano -que supervisó Carlos Monsiváis- será abierta a finales de febrero (Foto: )
Lunes 24 de enero de 2011
Abida Ventura | El Universal

Gran técnico del grabado, caricaturista, ilustrador de la vida mexicana, trabajador incansable, José Guadalupe Posada es hoy una figura destacada del panorama artístico mexicano. Su extensa producción gráfica es un referente obligado para la comunidad artística actual.

El pasado 20 de enero se cumplieron 98 años de su muerte, el próximo 2 de febrero se cumplen 159 años de su nacimiento y para finales de ese mismo mes el Museo del Estanquillo/Colecciones Carlos Monsiváis planea abrir una magna exposición en homenaje al reconocido grabador mexicano.


La muestra, que prevé exhibir entre 300 y 400 grabados y piezas de varios formatos, es un proyecto que el escritor Carlos Monsiváis planeaba montar desde hace tiempo y en el que trabajó hasta los últimos días de su vida.


Según Rodolfo Rodríguez Castañeda, ex director del recinto ubicado en el edificio La Esmeralda del centro histórico, Monsiváis buscaba desde la apertura del museo abrir una muestra sobre José Guadalupe Posada. “A Monsiváis le hubiera gustado que esta exposición se presentara desde la apertura del museo. No se pudo porque habían otras cosas pendientes y había que darle prioridad a los festejos del bicentenario y centenario”, mencionó en entrevista.


A poco más de seis meses de la muerte del autor de Días de guardar, el proyecto comienza a tomar forma bajo la curaduría de Pablo Méndez, hijo del grabador mexicano Leopoldo Méndez.


Rodríguez Castañeda, actual director del Museo Nacional de Culturas Populares, mencionó que ahora que el proyecto está por consumarse, Monsiváis “estaría muy feliz” porque trabajó mucho para que se llevara a cabo. “Es parte de lo que estudiaba y era un gran admirador de Posada”, expresó.



Sobre el contenido

Según el caricaturista Rafael Barajas “El Fisgón”, la muestra de José Guadalupe Posada incluirá piezas de sus primeros trabajos como litógrafo en Aguascalientes, ilustraciones que realizó durante su estancia en Guanajuato, estampas religiosas, cuadernillos, ilustraciones de todo tipo, carteles de teatro, volantes, notas, entre otras cosas.

En entrevista telefónica, el caricaturista político y asesor de la muestra explicó que se trata de una magna exhibición para dar a conocer la colección que El Estanquillo posee del ilustrador, pero dijo que no serán todas las piezas. “Son una serie de cosas, entre ellas estampas religiosas, habrá un recorrido por Posada como caricaturista político y esto no es el grueso de toda la colección que hay en El Estanquillo”, dijo.


Aunque no quiso abundar sobre las particularidades de la muestra, “El Fisgón” dijo que en su momento llegó a tener conversaciones con Monsiváis para ver detalles de éstala muestra: “platicamos algunos detalles como ver las piezas que tenía, lo que se podría exponer”. Y aclaró que fue el cronista quien eligió a Pablo Méndez como curador de la exposición. “Pablo trabajo personalmente con Monsiváis y antes de morir planteó que fuera él el curador porque es hijo de Leopoldo Méndez, lo cual tiene sentido porque era un gran estudioso de la obra de Posada”.


La admiración de Monsiváis por el creador de “La Catrina” era muy conocida y a lo largo de los 30 años en que se dedicó al coleccionismo logró reunir un gran acervo sobre la obra de Posada. Según Rodríguez Castañeda, hasta el momento en que fue director del museo, había más de mil piezas. “Admiraba muchísimo a Posada, la colección que tiene el Estaquillo es vasta, entre catrinas, ilustraciones, volantes, placas y cuadernillos ilustrados”, dice.


Como cronista de la ciudad, Monsiváis se refirió a Posada varias veces como uno de los grandes cronistas gráficos del México de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. “Llevó el registro de las culturas dominadas, sus ideas, sus creencias profundas, sus alegrías y sus apetencias a su culminación extraordinaria”, relató alguna vez.


En A ustedes les consta: antología de la crónica en México, el escritor y ensayista menciona: “Él trabajaba en numerosos periódicos e ilustraciones, porfiristas y atiporfiristas, satisface requerimientos del comercio y no se deja vencer por los hostigamientos de la demanda. No discrimina ni quiere discriminar temas o personajes, para qué si todo es complementario, los incendios de plazas de toros, las epidemias de tifo, los motines callejeros, las ceremonias oficiales, los cometas, los presagios del fin del mundo, los anuncios publicitarios, las evocaciones de la historia, las publicaciones infantiles, el horizonte de la fe, el macrocosmos de las apariciones guadalupanas, los sucesos espeluznantes…”


Para otros, como el historiador Agustín Sánchez González, autor del libro Posada (Planeta, 2008), el ilustrador mexicano fue un puente entre la caricatura del siglo XIX y XX.


Explica que la grandeza de Posada radica en su extensa y variada obra. “Nos dejó un retrato de lo que somos, parte de la cotidianidad de los mexicanos desde hace más de un siglo. Él estaba en todas partes: en los juegos de mesa, los periódicos, las caricaturas, las cartas de amor, los cuentos infantiles, las obras de teatro y hasta hoy sigue estando en todas partes”, explica en entrevista.


Por su estilo y temática empleados, José Guadalupe Posada, es considerado un artista “popular” que nutrió su obra del imaginario popular mexicano. Nació el 2 de febrero de 1852, en el barrio de San Marcos, Aguascalientes, y falleció el 20 de enero de 1913.


Comenzó su carrera haciendo dibujos, copiando imágenes religiosas y como ayudante de un taller de cerámica. En 1872 realizó litografías y grabados en madera que ilustraban cajetillas de cerillos, documentos y libros.


Desde 1890, sus trabajos gráficos ilustraron las publicaciones de carácter nacionalista y popular del impresor Antonio Vanegas Arroyo: historietas, liturgias de festividades, plegarias, cancioneros, leyendas, cuentos y almanaques.



Un artista por descubrir

Sin embargo, los datos en torno a su vida son dispersos, lo cual ha creado polémicas entre biógrafos, historiadores y coleccionistas de su obra.

Para el biógrafo Agustín Sánchez González, José Guadalupe Posada “es un hombre que está por redescubrirse” a pesar de que se han escrito mucho sobre él. “Muchas de las cosas que se han escrito son realmente una invención porque se generó una figura muy acorde a las necesidades político-culturales del gobierno de la época y apenas, a 100 años de haber fallecido, se empieza descubrir al verdadero Posada”, dijo.

Según el investigador, Posada está muy lejos de ser esta imagen “idílica” y asegura que la figura que se tiene de Posada fue un invento de Diego Rivera y Leopoldo Méndez. “‘La Catrina’ es una invención de Diego Rivera, Posada hizo la cabeza de una calavera que se llamaba ‘Calavera Garbancera’ y fue Rivera quien le puso cuerpo y la vistió en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, explica.


El biógrafo dice que parte del mito generado en torno a Posada responde a que no hay declaraciones, escritos o entrevistas que expliquen su vida. Se sabe que tuvo un hijo que murió a los 17 años y no tuvo más descendencia.


“Hay muchas cosas que limpiar y que descubrir para entender la grandeza de este hombre”, dice el especialista.


Lo que sí se puede decir con certeza es que su extensa y variada producción gráfica, estimada en más de 20 mil piezas, recrea con extraordinaria imaginación, gran sentido humorístico la realidad social y política de su época, y que con su técnica marcó un estilo de la creación gráfica en México.

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